Es, después de que te caiga el champú en el pie, y de perder un metro por pocos segundos, una de las cosas que más desesperan al ser humano moderno. Es la franja horaria donde el hombre no sabe qué hacer con su libertad.
Por si no sabéis a qué me refiero (cuánto lo dudo), es esa sensación que viene los domingos (y a veces en días festivos) después de comer (como toda peli de sobremesa que se precie, pero peor). Ese ecléctico sentimiento de no quiero quedarme todo el puto día delante del PC combinado con el de cualquier plan que pueda surgir para hoy es una mierda. Lo que termina frustrando al individuo, que se dedica a preguntar por el messenger a sus contáctos qué puede hacer durante horas, hasta que anochece y el día se ha perdido. Si sale algún plan y -extrañamente- no es rechazado, será realizado con las menos ganas y la peor cara posible. Al final del día, la víctima sufre la sensación de haber perdido un día de su juventud más, haya hecho lo que haya hecho. Hay quien dice que es fruto del estar condicionados a trabajar y el aburrimiento que supone no hacerlo, pero la verdad es que es un coñazo.
Algunos agravantes dignos de mencionar son:
a) No haber salido la noche anterior (si sí que lo has hecho, la resaca no te deja pensar que te vas a aburrir).
b) Te da el bajón y además de no saber qué hacer estas tristón.
c) No hay c
Y para que veáis que no me lo invento yo, el hombre de negro dedicó una canción a este desasosegado día:
etiquetas: música, pensamientos, vida
4 Comments:
PD: le leo le leo : D