En una de las callejuelas del corazón de la ciudad del Turia, y a espaldas del gran Jaume I, uno de los fundadores de la patria, hay escarbado un sobrecogedor habitáculo, singular más aún por su contenido.

A través de la ventana de tan extraño espacio, nos mira un seguidor de falsos ídolos que responde al nombre de Baig. Baig fue criado siguiendo las tradiciones turcas más arraigadas en Berlín: un código de vestimenta que rige adquirir todas y cada una de las prendas en la tienda rusa más cercana, ser un orgulloso portador de un estalinesco mostacho, y lo más importante: la ceremonia según la cual, cada miembro de su indefinible etnia debe abrir un Döner Kebab al alcanzar los 12 años de edad.

Los kebabs no se abren por meros motivos económicos. Abrir uno representa el deseo de encontrarse a uno mismo, de vivir en condiciones infrahumanas: un calor que derretiría la piedra negra de La Meca, un pestazo a exóticas carnes durante todo el día, y el hecho de que el único líquido a la vista sea un potingue extraño y blanco.



Y espero que Baig no encuentre nunca su animal del poder. En su viaje místico ha aprendido dos cosas. La primera y más importante, es hacer unos kebabs que podrían ser servidos en los más selectos rincones de cocina new age, y no dejarían insatisfecho a ningún paladar sediento de carne amarga y lechuga seca. Ahora en serio. Es imposible describir el sabor de un kebab, pero todos sabemos que algunos están buenos y otros no. Pues este es de los que sí. Además, su cercanía a tiendas de chinos donde pillar litronas orientales pasadas las diez de la noche (recomiendo el bar Fu Man, en la cercana calle de l' Estrela) lo hace un sitio idóneo para pre-botellones o pre-fiesta o whatever. Por cierto, el segundo poder de Baig es que si te mira a los ojos, no puedes evitar entrar y comprarle un kebab. Es ley de vida.

PS: Para los interesados, está por la salida trasera de la estación del norte, a la derecha, en una especie de plaza paralela a San Agustín. Bon appetit.

6 Comments:

  1. Dariet said...
    VIVA LA BAIG'S
  2. Anónimo said...
    Molt gran el Sebastian Baig.

    Aquest kebab té el mèrit afegit de ser el primer establiment de menjar ràpid i exòtic construït amb items quotidians d'estar per casa, com el parasol de cotxe que et donava la benvinguda al mateix temps que et convidava a prendre un agradable piscolabis turc.

    Qui sap si aquest local forma part d'una llarga cadena en plena expansió, i tot va començar en un poblat de xaboles fruit del somni d'un anònim i ambiciós recolector de xatarra, amb dons culinaris.

    Llarga vida al Baig!
  3. Anónimo said...
    Del Baig Kebab guarde molts records, però dos m'han marcat, per a be i per a mal.
    Dels per a mal está que un dia, quan passava per davant, vaig decidir mirar per la finestra, per a contemplar la bella destresa de Baig amb el tallaor de carn. Però enconter d'aquesta imatge, hem vaig trobar al señor Baig amb el dit (guant ficat), totalment introduït dintre de l'orella, mentre realitzava moviments rotatoris.

    El bo es que, en plenes falles, amb tot el carrer ple de gent, demanarem dos kebabs, i vaig va convidar a un tercer per a dos amics que no tenien diners.
  4. Anónimo said...
    cuanto te pagaron por hacer dicha publicidad?
  5. Martha Andani said...
    pppg
  6. Roberto Belenguer López said...
    xDDDDD lo siento pero seguro q no puede competir con el kebab españa xDD

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