Como muchos de vosotros sabréis, este verano estuve trabajando en la Campus Party, concretamente en un puesto que requería de una gran presteza decisiva, varias lenguas y don de gentes: vigilar un Scalextric. Una semana, 6 horas diarias en las que Iker Jiménez me acompañó con sus increíbles monólogos sobre psicofonías que matan y pseudociencia a tutiplén.

Pues bien, en aquellos calurosos días de junio/julio (ya ni me acuerdo) se nos prometió la ya de por sí paupérrima compensación económica de 150 euros (uno por cada pokémon sin contar a mew, quizás tenga que ver). No nos la pagaron al finalizar el evento. No nos la pagaron en agosto. De hecho, un mes después nos enviaron un conciliador emilio:


Y obviamente, si hoy, 30 de noviembre (23:34 GMT+1) hubiera recibido mis 50 kebabs en forma de moneda juancarlista que gastar en pinballs y calippos (y knebep, para qué engañarnos), no estaría ahora mismo escribiendo esto para cagarme en la puta madre que los parió. Porque no sólo no nos han pagado, sino que ni siquiera se han dignado a darnos una explicación. Por ahí se comenta que están esperando una subvención para pagarnos. Mis cojones. ¿Un evento como la Campus Party dominado por la buena fé?
Bueno, quizás. Quizás si hubiera currado de manera medio digna, no se me hubiera ninguneado por varias de las personas de dirección y se me hubiera dicho desde el principio que no iba a cobrar más que la entrada y el catering que haría parecer caviar a los perritos calientes de un garito gitano de feria, entonces igual hasta me lo hubiera tomado con filosofía. Pero no.
Así que aquí estamos. Cientos de personas esperando cobrar no sólo 150 euros. A algunos les deben más de 900. Chicuelos en su mayoría jóvenes que en su día confiaron en que cierta clase de eventos no puede ser dirigida por tan sumos incompetentes.
Y a la espera de tomar acciones legales, si no me pagan, el año que viene pienso apuntarme como dinamizador y no ir a currar ni un solo día. Que tengan cojones de decirme algo los de E3 Futura. un abrazo y un poco más fuerte a los que hayan sufrido esta mierda.

a partir de ahora, importaré contenidos para que no os olvidéis de que este blog existe.
cuando los niños se cansan de ser sólo "emos", tienen a emigrar hacia cosas más caóticas. y aquí es donde entra el brootal kid. prácticamente como parásitos, se mudan de una scene a otra, chupando toda la originalidad de un género antes de moverse al siguiente.
sin ser lo suficientemente sofisticado para entender el technical metal, y demasiado mariquita como para juntarse con deathmetaleros, sale por ahí con el resto de brootal kids. como colectivo, no tienen ni idea de hacia dónde se dirigen. escuchan música del palo no porque la aprecien o comprendan, sino porque es prácticamente inescuchable.
se pasa el día haciendo logos para grupos grindcore en su libreta, ya que aspira a diseñar merchadising para grupos algún día. para enseñar al mundo su lado poético, se cambia el nombre a sí mismo usando aliteraciones: dave deathkill o stevey suicide, por ejemplo.
casi como la música absurda que escuchan, un brootal kid es difícil de diferenciar de otro debido al enjambre de cinturones blancos y pelo fuera de control.



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