Sí, damas y caballeros. Ya está. El tiempo ha acabado por romper el himen que era el uno como primera cifra de mi edad, cogerme del cuello y sumergirme la cabeza en ese frío retrete que es la veintena.
Y ahora todo cuanto me rodea es una pasiva, vaga y tolerable incertidumbre. Incertidumbre sobre si todavía soy un jovial adolescente o, ya inexorablemente, un don nadie en la jungla capitalista. Lo que me hace darme cuenta de una de las pocas cosas que definen una edad mental son las prioridades que uno tiene como verdaderas. Que poder dormir en casa de un amigo a los ocho años es tan importante como que tu novia se venga a dormir a la tuya a los dieciséis y como poder tener un sitio donde dormir a los treinta (niños de ocho años que seguís mi blog: que no os ninguneen nunca, hacerse mayor está sobrevalorado).
La vergüenza de aceptar que, aunque te rías de las niñas que dedican sus fotologs a chicos más pasajeros que la gripe A, quizás seguiría haciéndote ilusión que te lo dedicaran a ti. Las ganas de seguir descubriendo nuevos lugares y bebidas que beber en ellos se mezclan con la apatía de estudiar, trabajar y quedarte en casa porque tu adolescencia ya ha pasado. El miedo al ver que has pasado de ser el chaval que más se quería pegar en los conciertos al tío que se cruza de brazos en primera fila cagándose en los agobiantes niños que se mueven. La estúpida seguridad de que ya has probado todo lo bueno de esta vida, y que ahora sólo te quedan las responsabilidades salpicadas de diversiones pasajeras.
Pero veinteañeros, no nos engañemos a nosotros mismos. Recuerdo que cuando tenía quince años también me creía haberlo visto todo, y lo mismo se repitió a los dieciséis, a los diecisiete y a los dieciocho. Y (en retrospectiva, siempre en retrospectiva) mira que era gilipollas. En estos cuatro o cinco años he descubierto los kebabs, ryanair, el sexo anal, la torre oscura y otros grandes hits que me hacen estar seguro que en los próximos descubriré más cosas que me harán considerar lo joven e inexperto que era a los veinte. Quizás no sean tan divertidas. Quizás sean las hipotecas, la precariedad laboral o el tratamiento por adicción a los disolventes. Pero con la mejor de las compañías que he podido llegar a tener, afrontaremos éstas y otras muchas vicisitudes igual que siempre: cagándonos en el neoliberalismo, dependiendo del metro y riéndonos de aquella gente que está peor que nosotros. I prometem fer-ho de fàbula, cada bolo, a cada llit.

Como muchos de vosotros sabréis, este verano estuve trabajando en la Campus Party, concretamente en un puesto que requería de una gran presteza decisiva, varias lenguas y don de gentes: vigilar un Scalextric. Una semana, 6 horas diarias en las que Iker Jiménez me acompañó con sus increíbles monólogos sobre psicofonías que matan y pseudociencia a tutiplén.

Pues bien, en aquellos calurosos días de junio/julio (ya ni me acuerdo) se nos prometió la ya de por sí paupérrima compensación económica de 150 euros (uno por cada pokémon sin contar a mew, quizás tenga que ver). No nos la pagaron al finalizar el evento. No nos la pagaron en agosto. De hecho, un mes después nos enviaron un conciliador emilio:


Y obviamente, si hoy, 30 de noviembre (23:34 GMT+1) hubiera recibido mis 50 kebabs en forma de moneda juancarlista que gastar en pinballs y calippos (y knebep, para qué engañarnos), no estaría ahora mismo escribiendo esto para cagarme en la puta madre que los parió. Porque no sólo no nos han pagado, sino que ni siquiera se han dignado a darnos una explicación. Por ahí se comenta que están esperando una subvención para pagarnos. Mis cojones. ¿Un evento como la Campus Party dominado por la buena fé?
Bueno, quizás. Quizás si hubiera currado de manera medio digna, no se me hubiera ninguneado por varias de las personas de dirección y se me hubiera dicho desde el principio que no iba a cobrar más que la entrada y el catering que haría parecer caviar a los perritos calientes de un garito gitano de feria, entonces igual hasta me lo hubiera tomado con filosofía. Pero no.
Así que aquí estamos. Cientos de personas esperando cobrar no sólo 150 euros. A algunos les deben más de 900. Chicuelos en su mayoría jóvenes que en su día confiaron en que cierta clase de eventos no puede ser dirigida por tan sumos incompetentes.
Y a la espera de tomar acciones legales, si no me pagan, el año que viene pienso apuntarme como dinamizador y no ir a currar ni un solo día. Que tengan cojones de decirme algo los de E3 Futura. un abrazo y un poco más fuerte a los que hayan sufrido esta mierda.

a partir de ahora, importaré contenidos para que no os olvidéis de que este blog existe.
cuando los niños se cansan de ser sólo "emos", tienen a emigrar hacia cosas más caóticas. y aquí es donde entra el brootal kid. prácticamente como parásitos, se mudan de una scene a otra, chupando toda la originalidad de un género antes de moverse al siguiente.
sin ser lo suficientemente sofisticado para entender el technical metal, y demasiado mariquita como para juntarse con deathmetaleros, sale por ahí con el resto de brootal kids. como colectivo, no tienen ni idea de hacia dónde se dirigen. escuchan música del palo no porque la aprecien o comprendan, sino porque es prácticamente inescuchable.
se pasa el día haciendo logos para grupos grindcore en su libreta, ya que aspira a diseñar merchadising para grupos algún día. para enseñar al mundo su lado poético, se cambia el nombre a sí mismo usando aliteraciones: dave deathkill o stevey suicide, por ejemplo.
casi como la música absurda que escuchan, un brootal kid es difícil de diferenciar de otro debido al enjambre de cinturones blancos y pelo fuera de control.

A veces en mi blog hablo de gente que no conocéis, gente normal, con un estatus medio (incluso a veces alto) y que desde luego, nunca alcanzará lo que Unamuno bautizó como la vida de la fama. Sin embargo, por la ciudad que la mayoría de mis lectores habitará o pateará con frecuencia, pulula un elenco de personajes estrambóticos, víctimas de la crisis, de Obama y de los condones de 2euros de Hacendado. Unas personas que, pese a que no tengan dinero ni para Steinburg, serán recordadas hasta años después de su muerte. Anónimos, peludos y extraños, ellos son los Valencia Homeless All Stars.

1. El pesado con gorra del Carmen. Omnipresente y barbudo, un Jesucristo del vaso de Coca-Cola vacío, es conocido por todo el mundo que haya pasado más de 5 minutos en Valencia. Se acerca a ti con un vaso en la mano y repite un antiguo juramento; algo así como hola muy buenas noches mire por favor no tendrian aunque fuera cinco centimitos uno venga por favor, por caridad. Agita su vaso de papel y recibe unas cuantas monedas. Digo que las recibe, porque si no le das nada te maldecirá con insultos más propios del Zipi y Zape que de otra cosa, en plan ¡vaya patán! ¡hay que ver que poca vergüenza!, y un largo etcétera. Es molesto porque pide demasiado, en serio es imposible no cruzárselo en una puta noche.
2. El rastudo albino del perro de Plaza España. Este es to buenrroller, tendrá unos veintipico y en vez de buscarse un curro o al menos vender birras como hacen sus compañeros de peinado, se sienta delante del Diverdrak con un trozo de cartón que reza Tenemos Hambre. Ha mimetizado de sus compañeros de enfrente de los Mercadonas el complemento de la bandejita rosa de napolitana, cada vez más cotizado en el sector. Su perro es bonito. Pero luego me lo veo de fiesta por ahí, así que tan pobre seguro que no es!
3. La mujer de delante del Burger King del Ayuntamiento. Esta mujer tiene carisma, al contrario que los otros dos arriba mencionados, a raíz de su silencio y abstracción, podría estar pidiendo tanto en el Ayuntamiento como en la 5a avenida. Tiene un increíble aguante para tirarse unas mil horas de pie delante del Burger King (quizás se dope a bebida energética de consum), hasta que viene alguien muy muy bueno (en una ocasión, yo lo fui) y le compra un menú de tres euros.
4. El penitente de la calle Moratín. Este ha sido añadido por petición popular, Dios me libre por habérseme olvidado. Es un pavo que está de rodillas, al lado de una señal de tráfico mirando hacia lo que podría ser la Meca o el edificio de Correos, muchas veces con un cartón de sangría al lado y las manos en posición de rezar. Reza, reza, my friend, que la peña que va a comprarse mierda a popland seguro que es muy solidaria.
joder oscar, eres nazi.


Hace muchos años, en alguna remota isla donde ahora niños malnutridos fabrican móviles, vans y otras mierdas que hacen nuestra sociedad tan grandiosa; un par de indígenas llegaron a la conclusión de que jugarse miembros del cuerpo en las apuestas tan comunes en aquella época dejaba de ser productivo cuando no tenías piernas para montar un caballo ni brazos para lanzar unos dados; así que harían algo igual de absurdo y con una carga de arrepentimiento similar: se marcarían el cuerpo con tinta permanentemente.
Siglos después, marineros de tol mundo decidieron importar estas tonterías a la cultura occidental, y así es como hoy en día vemos todos esos pigmentos caramente insertados en la piel de gente de todas las edades (entre 15 y 20) en el metro, conciertos y en el piccadilly. La gente que sabe de esto suele dividirlos por el estilo del dibujo. No obstante, yo sé con certeza que los tatuajes deberían dividirse del siguiente modo:
· Los que ves en el metro. Llevados orgullosamente por ecuatorianos y gente que vivió la mili como un viaje a Talayuelas, son pequeños, verdes después de que el tiempo y el sol hayan (increíblemente) empeorado la irregular linea negra que recorría tu brazo con motivos tan recurrentes como una espada, el nombre de la compañía de cuando cumpliste los diecinueve en Algeciras/Chihuahua o incluso el nombre de tu novia de aquél tiempo. De este palo.
· Los que llevan los bakalas. Si quieres hacerte un tatuaje y alguien te dice NO, EN EL FUTURO NADIE TE CONTRATARÁ; no les hagas caso. En el futuro; el carnicero, el fontanero, el reformista, el revisor del metro, la policía y (Dios no lo quiera) tu médico tendrán los brazos significativamente llenos de estrellas huecas, y si ahorraron lo suficiente en polen y farla, incluso su puto nombre en letras góticas.
· Los que llevan las mujeres. Pequeños pero no todavía desgastados, se encuentran ocultos en alguna parte de su cuerpo que empezarán a enseñar en el momento en que tengan hecho el tatuaje (seguramente antes de él, nunca hubieran enseñado la espalda). Hadas sentadas en la luna, claves de Sol, partituras, lagartijas... ¡todo un mundo de monocromas calcomanías eternas!
· Los que lleva la gente del palo. Enormes, coloridos, bonitos, y seguramente tan carentes de sentido alguno como los anteriores. Robots, calaveras de azúcar, carpas, anclas, relojes de arena, golondrinas, vírgenes y otros símbolos que resultan absurdos si no sabes nada de tatuajes llenan los cuerpos de estos chavalines que esperan (esperamos) no arrepentirnos de lo que hicimos cuando escuchábamos música violenta allá en nuestra adolescencia (desde luego el chaval que tiene la F de Famous en la pelvis, lo hará).
Y todo este sarcasmo hipócrita viene a que mañana me empiezo el réquiem por mi padre, mi sobaco va a sangrar mucho y mi cartera, más. Un abrazo plástico y que suda tinta, compañeros.


Hubo un día en que para comprar una lata de coca-cola al salir del cole siempre había que entrar en el kiosko más cercano de turno abarrotado de niños, cuyo dueño siempre acababa teniendo un mote terrible que duraría generaciones. Aunque estos kioskos siguen subsistiendo gracias a las golosinas Trolli (cuántas veces habremos llegado tarde a clase al querer seleccionar todas y cada una de nuestras 20 gominolas), la proliferación de máquinas de vender mierda fue un duro golpe para el negocio. Chocolatinas, condones (fríos por conservarse al lado de un maxibon), refrescos, rosquilletas... todo parecía ser comprado en estas máquinas, pero con todo aquello que no, hubo un colectivo que supo sacarle provecho: los pakistaníes.

Las costumbres que estos hombres de ralla en medio y camisetas petadas exhiben en las líneas de metro son bastante extrañas y embarazosas: juro por Dios que si te sientas al lado de alguno te pasa el brazo por detrás, si es delante se te quedan mirando sonriendo o incluso te lanzan besos al aire. Por esto, he concluido o que todos los pakis gays han huido del fundamentalismo y los microchips de su querida república, o que es una nueva y tentadora forma de ofrecer cerveza.
Sin embargo, lo que más curioso resulta de esta gente es que son la cosa más parecida a los robots aasimovianos que hay: en enormes ciudades como Londres, desempeñan los trabajos más importantes a los que pueda aspirar un ser humano: atender los McDonalds, escobas y tiendas de periódicos y birra. Cualquier empleo que ponga en duda la dignidad humana será válido para estos hombres, cuyo código genético parece denegarles la posibilidad de rebelión o conciencia de clase.
Y así y todo, son buena gente, de los pocos colectivos inmigrantes cuya muchachada no hace pandas de jóvenes chungos, cosa de agradecer. La inteligencia no se mide con el color de la piel, la inteligencia se mide con la mente. Además, te venden birra frrrría en la plaza de la virgen a cualquier hora del día, y en las ramblas incluso kebabs. Flipa. un abrazo libre de racismo. JAJAJA

Después de semanas de anti-inspiración y entradas de mierda, he decidido que dejaré de orientar mi blog a que os riáis, y más a escribir lo que me dé la gana. Lo siento.
Alguna vez habéis salido por la noche con alguien que niegue el holocausto, lleve traje y corbata y sin embargo nunca 3 euros para cenar y sepas que el 90% de cosas que salen de su boca es mentira? Yo sí.
Darío es como los bocatas de chopped popeye: sabe hacerse el interesante. Sin embargo, cuando lleves tres días seguidos comiéndolo, te das cuenta de que sólo es el sabor de la carne pasada, que realmente detrás de toda esa increíble fachada solo hay una altiva mortadela pretenciosa a más no poder.
Es bastante inteligente y gracioso. Pero es trapero hasta la médula. Da igual lo que tenga que hacer para conseguir un fin (que siempre acaba siendo sexo bizarro), lo hará: escuchará Babyshambles cuando quiera follarse a una moderna, se pintará los ojos cuando su objetivo tenga equis delante y detrás de su nick. Ha fingido ser bisexual, galés, rubio, moreno, ¿mujer?, barney stinson, y un largo etcétera de cosas. Lo malo es cuando en su carrera apresurada hacia el sida tropieza contigo y quieres abrirle la cabeza, aunque luego acabes diciendo "bueno, es darío al fin y al cabo", y le perdones.
Sin embargo, no le podemos echar la culpa de nada, pues al fin y al cabo su trastorno antiempático probablemente sea fruto de algún trauma infantil relacionado con su colegio religioso, o simplemente de este mundo de competición donde lo único que tiene sentido es saber, follar, ser más. Desde luego, él está bastante adelantado en este juego. Además, se parece a culofino. un abrazo, darío.

Cuando te tiras una semana levantándote sólo en casa con la única compañía de tu resaca, un montón de calzoncillos sucios en el suelo que se enganchan con las ruedas de la silla de tu ordenador y los bolsillos del pantalón llenos de flyers de sitios de mierda a los que en ningún momento pensaste ir (pese a lo que le dijeras a la relaciones públicas rapada, teñida y tatuada de turno), aprendes a querer a tu madre. No porque haga todo lo que se tiene que hacer en un hogar desestructurado como el tuyo, sino sólo por el hecho de que se acuerde de una larga lista de tareas en las que no habías pensado nunca, como por ejemplo:

· Salir a comprar comida. Cuando te despiertas a las cuatro te entra hambre a las seis y, si tienes suerte, todavía llevas la ropa del día anterior. Si no la tienes y vas en pelotas, acabarás yendo con unas chanclas de propaganda de Ballantines, una bata o sudadera enorme (porque debajo llevas unos calzones de pantaloncito) y un pelo que vuelve transparente el papel al consum/mercadona más cercano a comprar víveres, en este orden de prioridad:
1. Pan para hacer bocadillos con lo que sea que haya por la nevera, o tortillas, o al menos tostarlo y echarle aceite y sal.
2. Coca cola, zumos, y otras cosas que no requieran de más preparación que abrir un tapón y tragar.
3. Croissants, napolitanas, papas y los artículos de marca blanca que matarán el hambre mientras te haces el bocadillo con el pan del paso 1.
· Guardar las cosas después de usarlas. No te planteas cuán afortunado eres por tener secador, plancha, toallas, condones (bueno, por tener esto no eres tan afortunado), comida, bebidas alcohólicas, facturas de Orange, cedés, vinilos viejos y guays, fotos viejas y melancólicas y blablabla hasta que todo esto y más está tirado en el suelo de tu cuarto, lo pisas y te pinchas y acabas yéndote a dormir a otra habitación con tal de no tener que arreglar este puto desastre.
· Dar de comida a los animales. Aunque los canarios estén en una habitación donde nunca entres, y sólo mamá les tenga cariño, los pobrecicos también necesitan algo de alpiste vez en cuando. Además, que la gata no pare de maullar, emboscarte cuando caminas por el pasillo descalzo y empiece a morderte el pie puede ser un claro síntoma de que no le queda pienso, no intentes arreglarlo apretándole el culo con el talón. En cuanto a limpiarlos, es algo que es mejor evitar si la ausencia de ma no va a ser muy prolongada, y si lo va a ser, que Dios nos pille confesaos.
· Detalles menores like coger el teléfono, volver a poner las cosas en la nevera (beber coca cola caliente es terrible), poner las toallas a secar, apagar las cosas antes de salir de casa, tener dinero para comprar comida y bebida, cargar el móvil (JAJAJA), tener pañuelos limpios, tener alguien que me diga que huelo mal y que me duche ya, etcétera.
Además estoy resfriado, y a falta de consejera medicinal recurrí a taringa con el fin de quitarme el dolor de garganta, y acabé vomitando. Y eso que antes de que se fuera estaba pensando en independizarme y todo, ya que este año parece que voy a tener bastante curro. No obstante, me gastaré el puto dinero tatuándome y sacándome el carné de conducir para irme de fiesta y, eventualmente, pegarme un piño. buenas noches compis.



Hola a todos, esta es la entrada más de blog normal que váis a encontrar aquí, pero es que hace poco me enteré que Sublime (mi grupo favorito del mundo desde hace años) van a volver con cantante nuevo (después de que el original muriera de sobredosis, descansa en paz Bradley), y he encontrado videos de un concierto sorpresa que hicieron allá en febrero y estoy flip flip flipando.
Si tenéis en cuenta que soy una persona que se ha bajado hasta los bootlegs, tiene medio brazo tatuado por ellos y que en general me hago muchas pajas pensando en ellos, me entenderéis. Hasta entonces, si ya los conocíais flipad con el video de arriba y si no, dadles una oportunidad con what i got, badfish, doin' time, etcétera


Es que no podemos tener sólo una noche sin tanta autodestrucción? No E, no podemos. La semana pasada fue Rocafort y ya hubo mandanga, pero lo de anoche fue brutal. Para todos aquellos que estuvísteis en Rafelbunyol, seguro que más de la mitad encontrásteis alguna buena razón para odiarme. Y es que, aunque no pueda ordenarlas cronológicamente, cometí una serie de perlas que no se le ocurrirían ni al guionista de Gente Pez en un ciego de ketamina. Éstas son sólo algunas de ellas:
· Abandonar conscientemente (todo lo conscientemente que se puede borracho) a uno de mis mejores amigos en un pueblo donde habia 10 personas por metro cuadrado y donde las centralitas telefónicas no empezaron a funcionar hasta las 9 de la mañana, sólo porque no tuve la paciencia necesaria como para esperar a que otro volviera de mear.
· Encontrarme a mi ex, a quien no había visto en casi dos meses, y sin ni siquiera decirle hola, preguntarle si había visto a la tía por la cual la dejé. Luego, para colmo, creo que intenté decirle algo conciliador pero seguramente balbuceé e intentaría abrazarla, o algo así. Aplausos.
· Tirar boca a cualquier mujer que intercambiara más de 2 frases conmigo, muchas de ellas amigas que me ridiculizarán la próxima vez que las vea. Esto es muy grave. Pero mucho. Sobre todo teniendo en cuenta que todas y cada una de las veces se me apartaron chunguísimamente.
· Y muchas otras cosas como verme envuelto en un concierto de covers de rock español tipico y estar seguro de que podría subir a tocar si lo pedía, mandarle un mensaje de "ven aquí" a alguien que no tiene ni putas ganas de verme la cara y con quien me he portado como un auténtico psicópata, aporrear la guitarra de Darío hasta el punto de casi romper las cuerdas, ver como unos taraos se pasaban con un colegui de la F1, pensar en comerme algo que estaba en el suelo y parecia kebab pero al final era vómito, decirle a milena que su nombre aparecería en esta entrada, acabar de bajón absoluto en un balcón mientras todos duermen, etcétera.
y lo peor es que si hice todo eso, es porque en cierto modo mi superyo no estaba para detenerme. vive la decadence. chúpate esa, tyler durden.



Satán, en su aplacadora e ilógica tarea de llenar el mundo de cosas malas, ha engendrado toda una retahíla de grandes desgracias que nos hacen llorar y jurarnos a nosotros mismos que nunca volveremos a caer en ellas, para luego tener que callarnos la puta boca: los teletimos, las menores, los aquarius de sabores chungos y, por encima de todo, las rupturas.
Y mirad si da vueltas la vida que me han tocado dos rupturas en menos de un mes. El ser humano medio ya se habría suicidado (o amenazado con ello en un vago intento de llamar la atención), pero yo, que me he autoproclamado responsable de escribir una guía para la vida postadolescente en esta década de mierda, no. Así que si tus amigos no están conectados al messenger, Òscar está aquí para ayudarte:
· Siéntete estúpido. Valiera ella o no la pena, no va a volver porque llores a saco (las relaciones no son la película de Pokémon), así que hazte entender que es una preocupación tonta. Escuchar Blink 182, NUFAN y otros grupejos te hará darte cuenta que las rupturas, lejos de ser un problema nacional, son una industria discográfica. Cuando creas que canciones con letras genéricas como Violins u Ontario narran tu situación perfectamente, te sentirás tan repugnantemente adolescente que dejarás de estar triste sólo para no darte pena.
· No intentes hablar con ella como si fuera tu amiga. No lo es. Las conversaciones derivarán en cosas nada sanas como te echo mucho de menos, no sabes cuánto te quiero y mierdas del palo que a estas alturas, no te van a servir de nada más que embajonarte. Desearás que no os hubiérais conocido nunca, sólo para poder volver a hacerla reír y que se interesara por tu mundo (oops). Sin embargo, sí que deberías hablar con ella una vez a la semana o así con el único objetivo de convencerte de que no tiene conversación y que no valía la pena.
· Déjala estar. Supongo que nadie de los que lee esto será tan psicótico para hacer estas cosas, pero no se te ocurra investigar todo lo que hace por internet, decirle de quedar, plantarte en su casa, mandarle mensajes, quemarle el buzón, o concertar una cita en el Diario de Patricia y si te rechaza, matarla. Ésto nunca hará que ella piense AY QUE MONO QUE SE PREOCUPA POR MI VOY A VOLVER CON ÉL, sino que no tienes una puta vida y que das asco. Es cierto.
· Si todo lo demás falla, ódiala. Aquí sólo vas a cuidarte, al resto del mundo, como mucho, le preocuparás, pero lo que quiero decir con este tópico tan horrible es que si estás tan jodido que la necesitas, no te lo pienses ni una vez más: aprende a odiar sus defectos y, eventualmente, sus virtudes, date cuenta de que te la ha jugado contra todas tus expectativas, todas putas, y un largo etcétera. Un poco de misoginia a tiempo te puede evitar bastante bajona. Como recomendación literaria, Sobre el amor, las mujeres y la muerte.
Y en resumen, coleguita, pasa página. Intentar pintar las rupturas como algo estúpido y fácil es la cosa más hipócrita que he escrito aquí, y que ni siquiera yo me lo creo de un blog que recomienda los kebabs como cúspide de la pirámide alimenticia. Echar de menos a alguien con el que te has tirado hablando durante horas, has aprendido a apreciar los detalles más imbéciles y te has podido involucrar un poco en su vida es lo más normal del mundo. Y será sano dentro de unos meses, cuando en vez de llorar al recordarlo, sonrías. un abrazo muy fuerte.


¿Os habéis dado cuenta de lo altivo que queda alguien cuando dice la frase "lo siento, yo es que no veo la tele"? Yo sí. Pero aunque en casi todos los demás casos odiaría dar la razón a los putos progres que tan pronto van de pàtriots como se pintan la cara cuando gana la selección, en éste debo romper una lanza a su favor: la televisión de hoy en día apesta. Atrás han quedado los dorados 90 donde el duelo televisivo no era La Noria contra Donde Estás Corazón, sino Las Gemelas de Sweet Valley contra Una Chica Explosiva o Compañeros contra Periodistas. Qué encontramos hoy en día al encender la tele?
Mañana · Programas infantiles. Series que intentaban enseñar unos mínimos valores como Punky Brewster (sólo di NO!) o nos hacían reír y llorar como Coooosas de casa (por el lado más dibujero teníamos La Banda del Patio, Marsupilami, Doug y muchos otros) han dejado paso a toda una retahíla de abortos creativos en 3D, Power Rangers viajeros interdimensionales (chúpate esa, teoría de cuerdas!) y otras mierdas para que nuestros pequeños crezcan con el único deseo de ser lo más votados en votamicuerpo.
Mediatarde · Las películas de sobremesa. Toda una industria de mujeres con cara de maltratadas y personas de antiguas repúblicas soviéticas interpretando a inmigrantes en pos del sueño americano alimentan la programación de las tardes de sábado y domingo, llenando nuestras siestas o reuniones familiares de secuestros, violaciones o parejas que se escapan a lugares paradisíacos donde acaban descubriendo terribles secretos. Nota mental: hablar sobre esto en el futuro.
Tarde · Talk shows. Programas donde "personas" normales y corrientes (o mediocres y purgables, léelo como quieras) van a contar las movidas que tiene con sus hijos o vecinos para que luego al llegar a casa el problema se vea agravado (si mi madre me lleva a algún programa de esos no le hablo durante meses). Especial mención a gilipollas, transexuales, solteros de oro, ciberparejas, etcétera. Las presentadoras suelen estar potentes, y la verdad es que me pone que sean tan hijas de puta al reírse de los problemas de la gente.
Noche · Las series españolas. Quizás la parte menos triste de todas, si no fuera porque las productoras se empeñan en impregnar de folclorismo castizo series que en cualquier caso no hubieran sido buenas. Si alguien se siente identificado con Mis Adorables Vecinos, Ana y los Siete, Los Hombres de Paco; y sin querer sonar xenófobo: por favor, fuera de mi país.
Todo el santo día · Los programas del corazón y de deporte. Mientras la televisión americana ejerce su función al hacer que la población quiera parecerse a sus famosillos, aquí nos enseñan a odiar en lo que podemos llegar a convertirnos si pasamos algun casting de gran hermano: gente que no ha conocido oficio, personajes bizarros per se y otras tantas némesis de los cada vez más escasos dos dedos de frente se lanzan mierda los unos a los otros. En cuanto al deporte, multimillonarios negocian con los traspasos de millonarios menos afortunados. Ecce homo.
Miscelánea · Juan Imedio y Paz Padilla. Y llegado a este punto es cuando todos direís: pero Òscar, tú no puedes ser imparcial, odias a los andaluces y a la gente salá. Y tendréis razón, pero es que si alguien aprecia a estas personas es que desde luego, no merece vivir: programas donde hacen a niños andaluces cantar sevillanas y contar chistes, series tan terribles como Mis Adorables Vecinos o ¡Ala...dina! y lo que es peor, Diario y Medio. No voy a incidir, mirad los vídeos.
Quedan muchas cosas que tratar sobre la telebiciom (tal y como aparecía escrito por youtube), pero ya he tardado como mil horas en escribir esto (y no sabéis lo que he sufrido al tener que buscar vídeos de paz padilla) y excepto lo de las pelis de sobremesa (a las que hay que dar de comer aparte), supongo que trataréis a diario con todo lo demás. Así que por favor, os pido que os alejéis paulatinamente de la caja tonta, y no, Sé lo que hicísteis ya no tiene ni puta gracia, lo mejor de Muchachada Nui está en youtube y para todo lo demás, Seriesyonkis. un abrazo.

He caído, ahora que casi me ha llegado el momento, en que hay algo a lo que todo post adolescente debe enfrentarse cuando empieza una relación con una nueva chicuela, un factor que determinará en una medida bastante alta el futuro de la susodicha relación, llegando a dejarnos sin follar, ver o incluso hablar con nuestras amadas. Éste factor (si todavía no lo has deducido por ti mismo es que no pillas ni a la de tres) son, obviamente, los padres de ella.

Sus padres dejan en segundo plano cualquier cualidad buena que puedas tener: da igual que dones dinero a la Cruz Roja, que estés estudiando y trabajando a la vez, o que te hayas pasado el Metal Slug sin usar continues: ellos (en especial, el padre) siempre te verán como el cabrón que quiere follarse a su hija, algo que intentarán evitar a todísima costa: no solo están dispuestos a obligarla a tener la puerta de su cuarto abierta cuando estás con ella o a apagarle el router a una hora propicia para que te enseñe las tetas: están dispuestos a sacrificar el amor de sus hijas para que sus pequeñas vaginas permanezcan intactas (incluso a veces sacrificarán las vaginas de sus hijas con tal de que tú no seas su usuario). Éstos son pues algunos consejos que seguir a la hora de conocer a los padres de ella:

· No les hables como a tus amigos. No lo son. Deberías interesarte por sus profesiones. Halágales, pero con precaución: hay una gran diferencia entre un yerno que no se interesa lo más mínimo por los más allegados de su novia y un lameculos que pretende salirse con la suya. Invéntate problemas que sólo alguien su profesión puedan resolver, wikipédiate. Un poco de investigación ayudará barbaridades.

· Intenta que no te vean desnudo. No hay más claro indicativo de que te quieres follar a su hija, que el estar desnudo en su cama. Procura no quitarte toda la ropa si sus padres están por casa y no hay pestillo en la puerta de la habitación (siempre puedes hacer braguetasexo). Por lo que yo he vivido, podrían pegarte patadas e incluso llamarte a casa amenazándote con una paliza si no tomas ciertas precauciones.

· Que te vean bien vestido. Polos y bermudas son muy socorridos. Péinate de alguna manera decente. Los piercings, tatuajes y zapatillas destrozadas que ganaron el corazón de tu novia apenas ganarán más que una arcada de sus padres, que estarán encantados de ponerte algún mote como “el tonto de las patillas”, “el niño vampiro”, “el marica” y otros muchos si les das la ocasión, además de creer que meterás a sus chiquillas en el terrible mundo de los porros (aunque ellas se hayan metido ya el triple de mierda que tú).

· Hazte parte de la familia. Los ancianos y los hermanos pequeños serán tus mejores aliados en esta lucha suegricida. Para con abuelos, basta con prestarles un poco de atención; no están acostumbrados a ello y (a no ser que tengan la vista suficientemente bien como para verte a través de las dilataciones) te cogerán cariño enseguida. Con los niños más o menos lo mismo: como seguramente tendrán una horrible relación con sus hermanos mayores, apiádate de ellos cuando alguien los trate mal.

· Hazles creer que eres un chico sencillo y trabajador que, sin embargo, vale la pena. Los padres tienen una extraña afición por juntar a sus hijas con los hijos de sus amigos, y esto es algo que tendrás que saber capear, siempre y cuando tu novia no sea lo suficientemente zorra como para pirarse con un futuro cirujano. Háblales de en lo que has currado, de tus proyectos de futuro, de lo que te gustaría hacer con tu vida.

En resumen, sé perfecto pero a la vez sencillo. Intenta también que su padre crea que eres como él fue a tu edad. Y para mis lectores sin pene y con tetas, no tenéis que seguir ninguno de esos consejos: como mucho, la madre de vuestro novio pensará que sois unas pilindinguis sidosas. Para evitar esto, basta con decir "hola" antes de entrar a follar al cuarto. Claro que si tenéis a un hombre como yo, será inevitable.


Después de haberme jampao una bajona que me ha llevado a extremos tales como escribir adolescencias a la nada, pasear por mi encantador pueblo a altas horas de la noche, rezar y tantas otras cosas que degradan al ser humano, mi psicólogo el Dr. Abuse me ha recomendado escribir una lista de tres cosas que no me gusten de mi persona (y tres que sí, pero esa parte me la salto: pensado algo que apreciéis del buenazo de Òscar e imagináoslo aquí), lo que no ha dicho es si debería escribirlo en un notepad o en la puerta de un lavabo de la FNAC, así que aquí vengo:
· Soy vanidoso. Pero a saco. Este blog donde me río de lo gracioso que soy yo mismo es un claro ejemplo. También pueden serlo tenerme a mí mismo de fondo de pantalla, y en general creer que soy un humano por encima de la media. Esta confianza me aporta cosas buenas (de hecho, tener confianza en uno mismo es bueno, o algo) pero simultáneamente me da ganas de golpearme (sólo a veces) cuando hago comentarios sin pensar que hubieran estado mejor en mi ano. Tiendo a considerarme más listo, más carismático y más gordo que las personas que caminan por la calle, lo cual hace que de tanto en tanto (escribiendo esta entrada de mierda) me decepcione a mí mismo.
· Soy sentimentalmente repelente. Y esto engloba varias características: me cuelgo demasiado rápido de personas que apenas conozco (y que acaban decepcionándome a las pocas semanas y me dejan preguntándome qué he hecho), cuando estoy con alguien me convierto en una robolengua programada para lamer culos hasta ser tan empalagoso que la gente pierde las expectativas generadas sobre mi persona, soy un promiscuo de los te quieros, me embarco en relaciones sin sentido porque soy un adicto a ellas. En resumen, soy lo más parecido a Ted Mosby que hay sobre la faz de la Tierra, y lo odio porque me hace vulnerable y totalmente diferente a tal y como soy.
· En general, soy mediocre. No tengo un trabajo, no destaco en los estudios, la mayoría de mis amigos están away o haciendo cosas mejores que estar conmigo. Cambio de opinión demasiado fácilmente, lo cual denota una clara falta de personalidad. No siento apego por nada en el dónde y el cúando en el que estoy. Creo sinceramente que nos hace falta un Vietnam. Soy propenso a la depresión en algunos momentos, aunque siempre intente mantener el buen rollo con todas las personas que conozco (excepto a aquellas con las que soy cruel porque sí). Un largo etcétera.
Sólo he escrito esto en un vano intento de eximirme de lo horrible que soy como ser humano. Sin embargo, sigo pensando que soy la mejor persona que he conocido nunca. un saludete.



La selección natural, teoría de la que soy ferviente partidario, seguidor y fan en Facebook, dice entre otras cosas que hay un puñadísimo de especies que han desaparecido de la faz de la tierra debido a su inutilidad para adaptarse al medio. De la misma manera, otras tantas han florecido, que se oiga un Amén por su porvenir. Lo mismo puede aplicarse a los trastos que muchas veces han intentado colarnos como innovadores, prácticos o modernos (eso del color plateado del siglo XXI estaba muy de moda en los 90), pero que incluso pese a nuestra increíble facilidad para ser engañados por frustrados clerks de departamentos comerciales, dejaron de existir y fueron olvidados entre la más profunda de las vergüenzas. Éstos son sólo algunos de ellos:
· Las minicadenas con 3 platos de CD. Llega la noche de Reyes, son todavía las 4 de la mañana y tu pilila no aguanta ya más masturbación para perder el tiempo hasta abrir los regalos. Lees libros que te mandaron en el colegio hace 3 años (¡No sigues bajoca!, L'infern de marta y otros grandes títulos), das vueltas en la cama y por fin llega la ansiada hora en la que te diriges al salón, arramblas con papel y cartón para encontrarte no la Sega Saturn que pediste tan específicamente, sino un enorme cubo de plastiquete plateado que apenas puedes meter en tu habitación y en el que no podrás sino escuchar los discos que te preste tu padre (gran estrategia parental para parecer jóvenes escuchando Supertramp). Si bien dos de los tres platos nunca serán ocupados, la bandeja del plástico más debil del mundo se rompía pasados unos meses.
· Los intentos de hacer a los niños comer fiambre. Como ejemplos paradigmáticos que ya están en vuestra cabeza, hay dos: el chopped de Popeye (como esto pero con Popeye), que siempre me dio un poco de asco; teniendo en cuenta que está hecho de residuos cárnicos, agrupaban distintos tipos de partes del cerdo para hacernos comer la feliz cara de nuestro personaje favorito?. Sobre los lunchables, supongo que creyeron que el éxito de Lego podía impulsar una merienda que acababa siendo 3 o 4 galletitas y un cacho de queso al precio de 2 pastelitos Bony.
· El tipp-ex de cinta. Mientras que sus homólogos en pincel y en lápiz decoraron las mesas, paredes y uñas de toda una generación (y desgraciadamente, siguen haciéndolo), comprar corrector en cinta era un error que cometíamos una y otra vez. ¡Parecía tan moderno, práctico y limpio! Al ver ese bichito de plástico azul transparente lleno de engranajes detrás del mostrador de la papelería, nunca nos íbamos a imaginar el tener que pasarlo 2 o 3 veces para que funcionase, otras tantas para tapar palabras escritas en un tamaño superior al centímetro y muchas más tapando lo guarro que había quedado escribir por encima.
· Juguetes y otros tantos. Son todos los que estan y no estan todos los que son: Karate Fighters, donde movíamos frenéticamente y sin sentido ni estrategia algunos una palanca con forma de cabeza de dragón para que un tipito diera patadas originando ruidos terribles, los patinetes que NO IBAN CARA AL AIRE y que nos dejaron unos gemelos indurainescos, la película de las Spice Girls, los Fistros (bocabits rebautizados) con sus correspondientes chiquitazos, el PC Fútbol, el Camygol (aquél enorme polo de fresa esférico interminable), los Tamagotchis de Digimon, los tazos de metal, LAS MALDITAS CONSOLAS QUE DECIAN TENER 999999 JUEGOS PERO SOLO ESTABA EL TETRIS...
Me ha entrado nostalgia escribiendo este artículo, y es que aunque muchos de nosotros aprendimos lo que era el odio con estas mierdas, otros tantos inventos extinctos merecerían ser conservados, sobre todo teniendo en cuenta las cosas que triunfan hoy en día. Próximamente un repaso a las cosas que echo de menos de los noventa. Un abrazo, muchachos y hombretones que finjáis ser mujeres en internet.



Si hace casi un mes hablaba sobre lo mal que comemos, hoy me gustaría incidir en algo que, al contrario que comer, de por sí ya es maligno para nuestro pobre hígado, eso que todos nosotros, seres simpares y dispares, hicimos por primera vez cuando empezaba a salirnos bigote: meternos alcohol como garrafas de Varón Dandy.
No obstante, y como casi todo en esta vida, hay maneras y maneras: podéis beber con moderación, o podéis seguir leyendo esta entrada, donde resumo las mejores maneras que conozco para ponerse morado con una fracción de la paga semanal que vuestras abuelas os dan para que os compréis horchata. Siguiendo (o no) un orden descendente de dureza de los excrementos que encontraremos en nuestras tazas la mañana siguiente de la ingesta, encontramos:
· Cerveza. Nombres propios que intentan sonar a alemán nos cruzan la cabeza como los títulos de Star Wars: Adlerbrau (Consum) o Steinburg (Mercadona) harán delicias en los paladares de quienes no sepan que son más baratas que el agua mineral. Y no pretendas llevartelas a un sitio donde alguien vaya a verte beber, tu dignidad también está en juego: alguien que se gasta menos dinero en la bebida de una noche que en darle al mendigo del carmen que te insulta si no le dasTM sólo merece ser mirado a la cara a través de una mira telescópica. Cabe destacar que si vives en Alginet y no te apetece beber caliente, en la plaza de la virgen siempre habrá punkis o argentinos dispuestos a venderte.
· Cubatas low-cost. Asequible sólo si tienes amigos y vas a beber en grupo, o si no los tienes y eres tan triste que vas a salir varios días seguidos. La estrategia de nomenclatura de estas pócimas infumables copia la de las cervezas: Vodkas knebep o koranov, ron Almirante, ginebra Sheriton y un largo etcétera, combinados en la selectísima coctelera constituida por la botella de Cola del Mercadona (o en el vaso, removiendo con el dedo) con los más exóticos zumos y refrescos carbonatados nos aseguran un buen pelotazo y las típicas competiciones para ver quién hace los cubatas más cargados (toma, prueba este).
· Chupitos chungos. Mientras escribo esto, el redactor me dice que comprar una botella de Capitán Tiquela y cepillársela a tragos (cerrando los ojos como los de south park) no se puede considerar chupito. Sin embargo, y saltándome toda censura existente, diré que si os quedan pocas horas de vida o sois tan perroflautas (con que tengáis rastas vale) que no teméis a las consecuencias, podéis adquirir cualquier bebida chunga y barata en el Consum o Mercadona y hacer rondas de juegos tan socorridos como el yo nunca o el duro.
· Robar cubatas. La manera más indigna, peligrosa y sobre todo barata de beber. Rodéate de gente que esté bebiendo a saco o cuya atención esté baja y aprovecha los mejores momentos para meter la zarpa y alejarte como si nada. En algunos sitios también se puede buscar por el suelo del local la entrada canjeable por consumición, y canjearla. Si os encontráis en un botellón tocho (tarongers) y sois previsores, arramblaréis con botellas enteras antes de iros a casa. Sin embargo haciendo todo esto pareceréis unos yonkis de cuidao. Técnica poco recomendable.
· Sangría. Ave Sangría, sin pecado concebida. La manera preferida de Òscar de ponerse chuzo desde 2005 (aprox.). Barata, tan sabrosa que te emborrachas sin darte cuenta, y además ahora viene en botellas ergonómicas, por si queréis hacer deporte mientras bebéis. La resaca es mínima, es compartible y fácil de adquirir en muchos ultramarinos y un largo etcétera. Sin embargo vuestra barriga quizás se lamente, y hay quien opina que es intragable caliente (cosa que yo opino de la cerveza). Néctar para noches de concierto (don simosh) o de simple kebab en el ministerio. Con dos litros debería bastar para que un hombre joven de 75 kilos fuera más que contento (menos de 3 euros, si compras la de hacendado ya ni te digo).
No podía cerrar esta entrada sin mencionar algo que seguramente ya todos habréis probado en vuestros guateques cotidianos, y que fue inventado en un viñarock mezclando el alcohol de la noche y el zumo del desayuno: el CÓCTEL MARIPOSCAR, formado por 1 parte de vodka (knebep preferiblemente), 2 de zumo de frutas del bosque y media de red bull (se acepta bebida energética azul con letras de matrix). Para chuparse el paladar.


Estreno sección curros con quizá el más asqueroso que he tenido, uno de esas ocupaciones monopolizadas por ancianas sudamericanas, jóvenes africanas y yonquis en busca de algo con qué picarse: barriendo calles de poca monta. En julio del año pasado, el Imperio Corvan me reclutó por vez primera mientras Arturo y yo hacíamos una ruta por todas las ETTs de Valencia (anécdota: ese día nació el efecto mariposcar como concepto).
Una tía to buenorra y que podemos calificar de pornochacha aunque cuks dice que es una vieja nos dijo que hacía falta gente para trabajar en el circuito de la Fórmula 1, y que ni cortos ni perezosos nos daba un puesto para el día siguiente, pues les hacía falta gente. Arturo no podía porque no salía en la web de la Seguridad Social (ser tan etarra tiene sus consecuencias), pero yo tenía que ir a un taller por el puerto donde me dirían lo que tenía que hacer, que en un principio sería ayudante de limpieza. Yo me monté la película de que sería en un taller de la fórmula 1 haciendo el manta, pero al final resulta que cuando llegué el susodicho local era un almacén lleno de escobas y carritos de barrendero.
Y así empezó uno de los peores días de mi vida: estuve barriendo SOBRE LIMPIO durante 10 horas seguidas durante 2 días. Una calle de aproximadamente 800 metros fue recorrida por mi como mil veces, porque además no se nos permitía sentarnos. Ah, me olvidé de mencionar a mis compañeras de trabajo: una yonqui gitana que no hablaba apenas, a la cual le faltaban más de 60 dientes y una cincuentona colombiana que no paraba de cantar y hablar de sí misma en tercera persona. Con semejante all stars recorrí un parque que lindaba con el circuito de los cojones barriendo arriba y abajo con Iker Jiménez a mis oídos.
Durante el descanso del primer día fui a un bar que hace esquina con la calle Francisco Baldomà donde se me sirvió un delicioso bocata de mayonesa revuelta que me dejó las tripas estrujadas hasta hace poco, y donde una panda de 4 borrachos sobaban y le tiraban los trastos a la hija del dueño del bar a eso de las 12 de la mañana, pobrecica.
Cuando acabaron esos dos días había acabado entender ya no el concepto de precariedad laboral, sino también el de precariedad social. Eso sí, cobré como un cabrón.
ps: he perdido las fotos de aquella época, pero la que he puesto lo retrata a la perfección

Desde hace un par de semanas que he dejado el blog a solas cual padre primerizo que deja a su bebé en un coche al sol en agosto. Sin embargo, los blogs no mueren de insolación tan fácil como los cachorros humanos, así que vengo a excusarme (sin que sirva de justificación para seguir con este ratio de actualizaciones puntuales) hoy, lunes 29 de junio.

En estas dos últimas semanas he estado de conciertos en la ciudad condal un par de veces (New Found Glory, No Use For A Name), los cuales han sido muy a saco y me subí y canté con Tony Sly. El tiempo que he estado en mi casa lo he repartido entre jugar con cuks al Diablo II (juego romántico donde los haya) y tocarme los huevos. También he ido en bici (cosa que aprendí a hacer recientemente) por ahí por Alginet y etcétera. Disfrutando del veranu, aprobé las asignaturas que tenía y esa mierda. también he tenido un mini bajón creativo por el que no he escrito nada aquí, aunque tengo varias ideas que seguro os hacen reír. es simplemente que cuando empiezo a escribir me parece que no hace gracia y prefiero dejarlo para otro momento.
ale señores, circulen.

Una de las peores desgracias que puede atormentarnos duramente durante la mitad de nuestra vida es el tener que aguantar a uno de estos hijos de puta (lo siento, mamá) bajo el mismo techo. Si bien algunos (los menos) se convierten en buenos amigos, confidentes, y al fin y al cabo seres queridos a los que educar, la gran mayoría se convierte en un ejemplo paradigmático de la decadencia del mundo. El gran tópico de que "cada vez los niños se flipan antes" cobra carne y hueso en niñas de trece años que llevan tiempo haciendo lo que tu empezaste a hacer a los dieciséis (no todo, sólo lo más incorrecto y propio de la edad del pavo). Esto incluye, pero no se limita a:

· Beber. Cualquiera sabe que uno de los cimientos de ser guay, maduro y mayor es ingerir alcohol en unas dosis poco amigables con el hígado que tienes y al que todavía le faltan tres o cuatro años para poder soportarlo, y al menos cinco para que puedas comprarlo legalmente (no pasa nada, el perdedor de 18 de turno os lo comprará gustoso a cambio de vuestra virginidad). El límite es obvio: no pares de beber hasta que sepas que en el futuro te arrepentirás (esto se extiende a otros ámbitos) al tener que limpiar manchas de vómito y vodka rojo de esa blusa que te pusiste ayer.
· Salir de noche. Aunque esto me haga sentir viejo, cuando yo empecé a salir me limitaba a ir a casas de amigos a jugar a la play durante muchas horas o ver alguna peli de dibujos japoneses. Ahora eso es lo que dices a tus padres que estarás haciendo mientras te vas al polígono de tu pueblo o al local de tu peña semi-vestida con un top y una minifalda vaquera superalamoda (2004 llegó a Alginet en 2009, ahora estan empezando a estar de moda las palestinas), con el objetivo de que el Ruiz, el Llopis y tantos otros futuros eruditos de las ciencias de la chapa y la pintura y el ladrillo y el cemento se fijen en eso que ellos llaman tetas.
· Escuchar música siguiendo un inevitable criterio para seleccionarla: escucha sólo lo que de ganas a tu hermano mayor de partirte la cara, o como mínimo aquello de lo que que dentro de un par de meses dirás HACE UN PAR DE MESES ESCUCHÁBAMOS ESO JAJA QUE PAVAS ÉRAMOS JAJA. Se aceptan gitaneos varios, gitaneos varios mezclados con puta mierda electrónica, la última canción que se haya puesto de moda en los anuncios de bajar politonos, y un larguísimo etcétera.
· Usar internet de la forma más irresponsable posible: fotos de tí en bragas asociadas a tu nombre y apellidos en webs del todo respetables, conversaciones de messenger con tios de 5 años más que tú que has conocido en un chat chungo y que se basan en frases del palo hola wapo (L) :$, actualizaciones de fotologs con fechas que no importan a nadie, etc.
· En general, hacer la vida imposible a tus padres, hermanos y familia en general, haciendo todo lo que no te digan que hagas, metiéndote en el baño durante horas, estropeando cosas que no son tuyas cuando sea posible, y a la mierda ya.

He escrito esto sin intención de haceros reír, sólo quiero que os solidaricéis con mi persona, y entendáis y secundéis las ganas que tengo de partirle la cara a mi hermana después de que haya hecho ALGO con mi portátil nuevo que me he pagado yo para que haya tenido que restaurarlo a hace 3 días, perdiendo programas varios, y obviamente tras haberle dicho ya 3 veces que NO USARA MI PC SIN MI PERSMISO. Maldita hija de puta.



Si hay algo que caracteriza a los páncreas de los jóvenes de hoy en día, es cuánto odian el el afán que tenemos de no gastarnos más de 5 euros comiendo/cenando con bebida incluida. Esto nos lleva a ingerir una cantidad de mierda de aúpa, contenida en alimentos que rara vez no son terriblemente sabrosos. Y como soy joven y universitario y estamos en crisis, os enumeraré mis manjares favoritos cuando hay que eliminar una comida rápidamente:

· Las napolitanas de jamón y queso. Por si no lo sabéis, se trata de un delicioso hojaldre relleno de queso vacuno y carne de cerdo que orquesta una sinfonía de sabores y aromas en nuestra cavidad bucal. Su precio ronda los 1'60 euros el par (en mercadona ya no las venden individuales), que sumadas a una lata de Limón Hacendado no debería llegar a los 2 euros. Cabe decir que si no te la compras en mercadona es más cara, y si te la compras en consum sabe a Sonic.

· El Kebab. Una de las grandes opciones a tener en cuenta por perroflautas y directores de bancos en sus breaks sociolaborales. Su sabor salado a cordero nos hace recordar lo bonitos que son estos animales, y pese a que algunos estudios afirmen que contiene el 150% de grasas saturadas recomendables diarias, estan buenos que flipas. Su precio no debería alcanzar los 5 euros con bebida incluida.

· Los fast-food. El gran engaño de nuestra era, nos hacen creer que son baratos para que luego te claven 7 euros por un menú de coca cola aguada, bocatas pequeños pero tan buenos que te dejan incluso con más hambre y pataticas para que ensucies todo lo que vayas a tocar a continuación. Además recuerda que ir a cenar a alguno de estos sitios te dejará mal delante de tus amigos más punkis.

· Los restaurantes chinos chungos. El mejor ejemplo es el restaurante Sol, en la calle Moratín. Allí tendremos que ver la casa de la familia asiática en su totalidad antes de subir al restaurante, donde se apremiará a nuestros paladares con exquisiteces asiáticas tales como calamares rebozados (de esos tan fritos que antes de morder el calamar tienes sabor a churro en la boca), patatas fritas y pechuga de pollo.

· Los productos precocinados. Este no es tan on-the-go como tu lista de reproducción de los arctic monkeys, pero si vas a estar unos 2 minutos en casa poniéndote guapo deberías tener tiempo para calentar una de estas deliciosas pizzas Palacios, aunque haga falta tirar de microondas y comértela pastosa. Como si tuvieras tiempo de esperar a que se fundiera el queso!

Y después de llenarte de conservantes que lo flipas, ya puedes irte de fiesta (con un peligro de pota elevado) o volver a la universidad/curro (con un peligro de pota más elevado). un abrazu.

Cada nación tiene un destino en la historia: los ingleses colonizaron medio mundo, los franceses tienen sus revoluciones ocasionales y apestan a muerte, los japoneses son una nación despreciablemente pervertida y los chinos nos proveen con soluciones nutricionales a cualquier hora del día. Es así como, entendiendo la necesidad de los jóvenes de hoy en día de ponerse to ciegos cuando salen por la noche, la familia Wang abrió un colmado al principio de la calle bolsería, proveyendo así al futuro del país con la sangría más barata al oeste del río Túria.

Se trata de un pequeño local donde una agradable familia china ve la tele nonstop con su hijo pequeño hasta dios sabe qué hora, y que vende un gran abanico de alimentos que ríete tú de la pirámide nutricional: hamburguesas precocinadas que te calientan en un microondas, ramen, cacahuetes chinos, papafritas, chucherias, bebidas de muchos colores y sabores, vasos a 5 céntimos la unidad, y lo que es más importante: un tacto, un trato, una atención a cada persona como un individuo único que te alegra enormemente, te hace estar contento de una sociedad tan multicultural.

Anoche, mientras "celebrábamos" la "despedida" de Emilio, entramos en Alimentación Wang a comprar una sangría y una litrona, símbolos inconfundibles del alcoholismo más paupérrimo, buques insignia de las diarreas resaqueras, hoz y martillo de nuestra era. Y mientras comentábamos lo glorioso de esta situación tan propia del libremercado, se nos acercaron 3 amables agentes de la ley que pretendían cerrar el tan visitado punto de compraventa, y con la excusa de que necesitaban pruebas para un supuesto juicio, se nos llevaron los litros. Hijos de puta, además de que vaya prueba más dantesca una litrona.

Al final acabamos ciegos igual a base de birrasuneuro, más gitano imposible. Pero así y todo fue divertidiver. Esta noche "la última chena", será casualidad que la ida de Emi a un país nórdico confluya con tantos asiáticos? no lo creemos.

Y como sé que esta entrada no ha tenido una mierda de gracia, aquí os dejo un bonus. (leed los comentarios de al final)(dalecable soy yo).

os quiero gente!


La química del petróleo nos ha dado grandes productos cuotidianos: muñecos chinos de plástico duro, sabrosos clítoris de gominola, brillantes blísteres para las memory cards de la play 1, coloridas prendas del prêt-à-porter, increíbles instrumentos de sadomaso y en general un amplio compendio de mierda que suelta un horrible humo negro al quemarse. Sin embargo, hoy me quiero centrar en uno de estos tantos elementos que nos hace la vida más fácil: los fijadores capilares.

Si hoy en día no utilizas, probablemente eres demasiado pobre como para comprar uno, demasiado honrado como para robarlo o (el peor de los casos) demasiado poco estiloso como para saber aplicártelo. Por mi experiencia a través del tiempo, he tenido que vérmelas con varias de estas panaceas de la belleza. Las ordenaré por poder unificador:


· Laca: También utilizado como ambientador en muchas peluquerías, es el gran favorito de abuelas, madres en pos de la ansiada menopausia y gente con flequillo por su fijación precaria y débil, esperando a la mínima ventolada para joderte todo el peinado. Es por esto que si se desea un resultado resistente, se ha de estar pulverizando (o como reza el envase, atomizando) hasta que ya no puedas aguantar más sin respirar y al tocarte el pelo lo notes mojado. Felicidades, ya hueles como la Tía Adelaidín.

· Espuma: Nunca entendí el propósito real de este compuesto, ni tampoco sé en cuál de los tres estados de la materia clasificarlo. Por lo que tengo entendido, sirve para tener el pelo rizado, acartonado y con eso tan horrible que llaman "efecto mojado" durante tus noches en los aparcamientos de las discotecas más garrulas de la periferia industrial de tu ciudad. Indispensable en el neceser de toda hermana pequeña que se precie.

· Gomina: El universal, sin lugar a dudas. Utilizado por una amplio espectro de clases sociales: desde el ejecutivo que luce el cuero cabelludo a través de su pelopincho, pasando por los adolescentes, para los cuales su peinado es una máxima expresión de su dramatis persona ya sean crestas, horribles faisanes, etcétera, hasta llegar al probe gitano que ameniza la cabellera de su nuca con unos pocos rizos garrulos. Son de destacar y agradecer esos refrescantes pegotes que se adhieren como lapas a nuestra cabeza.

· Cera: Usada sólo por personas que no pueden pagar hormigón para sus cabezas, es una pasta dura que requiere de presión solo para ser extraída de su nicho. Al frotarte las manos para repartirla entre las palmas, notas como si toda tu vida hubieras estado pagando de más por el pegamento Imedio (otra marca apta es Kores) y te santiguas antes de echarte eso a la cabellera. Brutal, fija todo de un modo que ni los mejores ingenieros estructurales como Scofield podrían siquiera imaginar. Eso si, luego vas a tener mierda en la cabeza para rato.

Y recordad no echaros mucho, que os quedaréis calvos.

un abrazu.


Esto fue escrito el 22 de junio de 2006 cuando acabé primero de bachiller creo. Ayer acabé el curso, así que pego este cacho como conmemoración a lo divertida y adolescente que era mi vida en aquél entonces.

Instituto etílico del Rock and roll

Eran las 9 de la mañana y recién había acabado el curso. Estabamos en un paredón cerca del banco de la alegríaTM, bebiendo vodka cuales Boris Yeltsin. El plan era volver a entrar una vez cocidos. Después de un buen rato de petas y etanol, nos levantamos y nos dispusimos a entrar en el instituto. Solo recuerdo que tuve miedo al pasar por delante de los levantina, porque pedo como iba em podian pegar una paliza tranquilamente, pero al final no pasó nada.
La siguiente escena está muy borrosa, así que lo narraré lo mejor que pueda: perdí a Julia de vista, pero me encontré con arturo, que me dijo, en esencia, que me había restregado por encima de una mierda de paloma y que ecuchara una canción ke a mi me pareció euskera pero el dice ke no. Entré en el instituto a ver una especie de actuación. Esto es lo que está más borroso. Solo recuerdo tias levantandose tutús, con la palabra SEXO escrita en la espalda y no mucho más. Ganas de potar. Munchas. Salí del miniteatrillo donde ni siquiera sé como había llegado, me tropecé y casi me caigo, un profesor que no recuerdo me levantó, y le poté encima. Eché a correr por el pasillo, potando como pude, ensuciandome camiseta y pantalones. Llegué hasta el baño, donde acabé de potar (o eso creía yo). Recuerdo ke me pasó por la mente la fugaz idea de quedarme a dormir en el baño, para así no tener que dar explicaciones. Lo que hice fue pirarme corriendo. Corriendo significa dando tumbos, claro. Vi a cali, a josemanuel y a pepo jugando al basquet o al futbol, no recuerdo, y me piré de ahí. lo siguiente ke recuerdo es una mujer limpiandome la boca con un pañuelo, y luego yo despertando en el metro con pau cortés y vomitando. luego llegué a casa, me acosté y me desperté con una resaca mortal.

Un año más, había terminado el curso.

Mi historia de hoy tiene dos perspectivas diferentes. Se me ha ocurrido esta mañana, en uno de esos momentos en que abres los ojos de repente y de la misma manera los vuelves a cerrar para quedarte dormido. Y teniendo en cuenta que ha sido así, me sorprende gratamente poder acordarme para contarlo ahora.

La primera perspectiva es cuando tu y un amigo tenéis que ir a algún sitio y vais a perder el metro, y el muy hijo de puta está sobando desde hace tres horas. Tienes que despertarlo a toda costa, llegáis tarde, me cago en la puta Emi (por poner un ejemplo, cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia) despiértate. Le zarandeas, darías todo por no llegar tarde, porque este saco de mierda se levante. Genial. Ya está, ahora a meterle prisa para salir pitando.

El otro punto de vista es cuando estás teniendo un sueño profundo y magnífico, de esos que siempre se cortan de la manera más absurda posible. De esos que intentas reanudar con todas tus fuerzas cuando te despiertan. Quizás te hagan una perdida al móvil y te despierten de un gran sueño erótico, quizás alguien llame al teléfono o al timbre y te arranquen de estar volando por el skyline de Nashville. Quizás algún amigo te zarandee para despertarte porque no sabe que estás al borde del nirvana.

tititi, dormidina power. un abrazo.

Si bien la gente suele decirme que odio las cosas demasiado rápido, estoy seguro de que el name-dropping es una cuestión binaria: o lo practicas, o lo odias con toda tu alma. Es más, si estás leyendo esto y eres un name-dropper, no me da miedo decirte que eres un imbécil y deberías pudrirte en el infierno.

Dicho esto, pasemos a definir tan rocambolesco término, con ayuda de Urban Dictionary:

name-dropping

En una conversación, hacer referencia a algo o alguien que es popular o famoso con la intención de hacer saber a la otra persona que tú eres popular o famoso y que de hecho tienes amigos. El hecho descrito es normalmente mentira, o al menos exagerado. La mayor parte del tiempo el name-dropping se usa por gent que cree que es guay, pero no lo es.
Puede ser muy peligroso para la salud mental (y a veces física) de uno mismo.

Ahora releed desde el principio y veréis como todo lo que he dicho es cierto. Y no por ello menos odioso, basta con que alguien mencione alguna anécdota innecesaria y no-graciosa para perder muchos puntos de respeto, si tienes dos dedos de frente, y para ganarlos, si no los tienes. Uno de los problemas de esta mierda es que además, es retroactiva: cuando hace efecto, cuando alguien realmente siente envidia de la anécdota que se está contando, ese alguien exagerará algo posteriormente. Personalmente, cuando alguien hace esta basura empiezo a ver el pequeño hamster sin autoestima que intenta cobijarse en su corazón.

Huelga decir que no se aplica sólo a conversaciones, otros ejemplos son nicks de messenger (brutal la fiesta del sábado, esa stripper se fue contenta a casa!), poner en el top16 del myspace gente con la que nunca has hablado en realidad, etcétera. Horrible. Como esta entrada, por cierto.

No todo iba a ser jolgorio, aventuras y reseñas de delicias de otros mundos. Aunque no lo parezca, Òscar también es humano y últimamente está en la cuesta de final de curso, conocida por todos los universitarios (y estudiantes en general). Amadas semanas donde hay que entregar y estudiar todo lo que no ha sido entregado y estudiado a lo largo de todo un año. Un reto donde los peores se lo dejan, y los mejores no se duchan, no salen de su casa y por supuesto, no actualizan sus blogs.

Proximamente más.


La gente tiene una enorme inventiva cuando se trata de no dar ni un palo al agua. Desde el preocupado por empezar a quedarse calvo oficinista que finge una gripe para escaquearse de algún dia de trabajo o el universitario que dice que se queda en casa "para estudiar" hasta llegar a Emilio. Para librarse de todo un año de curso escolar, Emi dijo hace cosa de dos años que se iba a ir a vivir a Suecia.

Pero la verdad es que nunca se irá. Emi combina las tardes aletargadas y con esa sensación de idiotez que se te queda cuando duermes más de 12 horas con impresionantes noches inmerso en la flor y nata de la scene de la capital del Micalet Galàctic. Tardes de acosar a niñas por el messenger, guitarrear (de algo tendrá que ganarse la vida cuando se quede en la calle, y no como el rastafari ario que siempre está por plaza españa con su perro) y jugar a algún pasajero juego coreano se entremezclan con noches de ligoteo en clubes donde hasta hace poco no podía entrar legalmente. Y su vida le gusta.

Y por alguna extraña razón somos amigüelos desde hace como cinco años. Realmente no es extraño, teniendo en cuenta que por aquél entonces yo mostraba tendencias psicópatas y este pequeño argentino creía que sería más seguro hacerse amigo mío con tal de no ser pasto de mis ametralladoras imaginarias. Hemos perdido la virginidad juntos, nos hemos morreado, me vio los huevos una vez que jugamos al strip poker y somos casi casi primos hermanos. Es por eso que pongo una foto donde sale tan feo. Y porque me ha dicho que actualizara hoy. un saludou

Dentro de poco hará dos años que me inicié en los caminos de la magia, prestidigitación y demás cosas guachisorprendentes similares, y si bien mi nivel ha subido bastante (aunque siga cagándola a menudo), mi experiencia lo ha hecho mucho más. Es por esto que hoy quería hablar sobre las distintas reacciones que tiene la gente ante un efecto bien realizado, tanto en los juegos de manos como en dotes interpretativas/sociales.

Como las cosas se hacen más fáciles de leer si es por puntos, lo he dividido en siete grados, de más positivo a negativo:

+ Fascinación. El público se ve sorprendido por el efecto y acepta a su ejecutor como un puto crack. El mago se ve entre un mar de aplausos y sonrisas. Frases típicas son buah tio eres el puto amo y otras del estilo. El prestidigitador no puede evitar sonreír, disfruta haciendo que la gente disfrute. Ejemplo: la mayoría de la gente de metrovalencia.

+ Sorpresa. El truco hace efecto, el espectador se ve sorprendido y no puede esconder una sonrisa, pero seguramente no dirá nada al respecto, quizás por timidez o esperando un efecto más devastador.

+ Aceptación. Suele darse tras un rato largo de efectos o si el público conoce los rudimentos básicos de la magia. El truco ha salido bien, pero el espectador ya no se ve sorprendido, pues conoce cómo se hacen efectos más potentes. Frase ejemplo te ha salido bien pero... Ejemplos son Darío, André o Emi.

· Neutralidad. Odioso. Frustrante. Quizás hayas realizado un movimiento que te ha costado meses aprender a la primera, el efecto te ha salido de repanocha, mucho mejor que te lo esperabas. Quizás hayas metido un móvil dentro de un globo o hayas acabado con el hambre en el mundo: la reacción de la persona neutra siempre es la misma: ninguna. El espectador se queda callado, y aunque no se explica qué acaba de pasar, da igual, será algo trucado. Ejemplo: cuka D:

- Racionalización. Que conste que aunque con esta empiezan las reacciones negativas, no significa que sean menos gratificantes. Esta reacción es quizá, la más típica: el efecto ha sido realizado perfectamente, pero el espectador inventará alguna explicación rápida y absurda como lo has hecho con imanes. La persona ejemplo es casi cualquiera del carmen nocturno. Es agradable pues las explicaciones no tienen nada que ver con el verdadero proceso, pero a la vez repelente ya que el espectador se centra en intentar explicar el proceso en vez de disfrutar del efecto.

- Degradación. Quizá mi preferida. El efecto ha salido bien delante de un grupo bastante grande, y unas pocas personas sencillamente, no pueden aceptarlo. No pueden aceptar no estar siendo el centro de atención y no poder hacer magia por sí mismas, así que empezarán a intentar degradar al mago con frases enlatadas, buscando salvaguardar su ego de la manera más estúpida posible. Lo que no saben es que suelen incluso hundirlo más con frases como eso solo lo aprendiste para follarte a mi amiga (lo cual indica que es él quien quiere follársela, btw). Personas ejemplo: tíos en grupos con tías. Falacia ad hominem por un tubo.

- Intolerancia. "Da igual cuanto tiempo lleves practicando, tu no puedes saber hacer magia" es lo que suele pasar por las pequeñas mentes de esta gente. Afirmarán que la baraja está trucada aunque se les entregue y la comprueben tozudamente, quizás te arranquen la baraja de las manos antes de acabar el truco, o giren las cartas buscando joderlo. Cuando te topas con esta gente, lo mejor es irte. No aprecian tu magia, y tú no deberías apreciarlos a ellos. Suele tratarse de tías que creen ser las más listas divas del universo.

Enfin, me voy a clase que llego tarde. Un besico lectores.

Hace unas semanas estalló la alarma. Nada nuevo, si tenemos en cuenta que los grandes medios de comunicación funcionan a base de enormes titulares fáciles de leer y más de entender, información banal directa a nuestras máquinas de pensar. La crisis ya nos tiene curados de espanto, así que tuvieron que dar bombo a algo más gordo.

Qué tal una terrorífica enfermedad hipercontagiosa que ha matado ya a cientos de personas en Méjico, y por la cual la OMS ha puesto el nivel de alarma mundial al 5 sobre 6? Genial. Titulares confusos, alarmistas y con un horrible tufo amarillo. Tenían ya material para mantenernos entretenidos otro mes más de nuestras vidas, material para que no lleguemos a darnos cuenta de que ellos son el verdadero problema. Gente sana con mascarillas, gente sana yendo a hacerse análisis, gente sana temiendo por su vida. Los más intolerantes aprovecharon ya para decir que se deberían cerrar las fronteras con Méjico, sin tener en cuenta claro que es uno de los más grandes importadores de productos españoles.

Pero ya está pasando la moda de la nueva gripe, la que iba a ser la peor después de la gripe española de 1918. Y es que la gente ya está un poco "vacunada" contra estas pseudoenfermedades apocalípticas, ya está demasiado acostumbrada a ver vacas locas y gripes aviares como para creer que va a afectar realmente a nuestras vidas diarias. Los escasos titulares donde se decía que a los 2 días los primeros infectados españoles ya estaban bien, que ningún enfermo de gripe porcina en España está ya hospitalizado, al final han hecho efecto.

Esta gripe no tiene nada de nuevo: sistemas sanitarios privados e inaccesibles para los más desfavorecidos (no creo que en Méjico haya muerto nadie bien posicionado), empresas farmacéuticas dispuestas a crear enfermedades para luego maravillarnos con su cura a un precio desorbitado y medios de comunicación que les hacen publicidad. Su principal síntoma es la desinformación a nivel global. Su mayor peligro, la esclavitud a un sistema de consumo. Si me entra la gripe porcina, tomaré un par de frenadoles y días de cama. Lo que esos pobres mejicanos no pudieron tener.

Hay o puede haber en España todos los fascistas que se quiera. Pero un régimen fascista, no lo habrá. Si triunfara un movimiento de fuerza contra la República, recaeríamos en una dictadura militar y eclesiástica de tipo español tradicional. Sables, casullas, desfiles militares y homenajes a la Virgen del Pilar. El país no da para otra cosa.

- Manuel Azaña, 1932

En una de las callejuelas del corazón de la ciudad del Turia, y a espaldas del gran Jaume I, uno de los fundadores de la patria, hay escarbado un sobrecogedor habitáculo, singular más aún por su contenido.

A través de la ventana de tan extraño espacio, nos mira un seguidor de falsos ídolos que responde al nombre de Baig. Baig fue criado siguiendo las tradiciones turcas más arraigadas en Berlín: un código de vestimenta que rige adquirir todas y cada una de las prendas en la tienda rusa más cercana, ser un orgulloso portador de un estalinesco mostacho, y lo más importante: la ceremonia según la cual, cada miembro de su indefinible etnia debe abrir un Döner Kebab al alcanzar los 12 años de edad.

Los kebabs no se abren por meros motivos económicos. Abrir uno representa el deseo de encontrarse a uno mismo, de vivir en condiciones infrahumanas: un calor que derretiría la piedra negra de La Meca, un pestazo a exóticas carnes durante todo el día, y el hecho de que el único líquido a la vista sea un potingue extraño y blanco.



Y espero que Baig no encuentre nunca su animal del poder. En su viaje místico ha aprendido dos cosas. La primera y más importante, es hacer unos kebabs que podrían ser servidos en los más selectos rincones de cocina new age, y no dejarían insatisfecho a ningún paladar sediento de carne amarga y lechuga seca. Ahora en serio. Es imposible describir el sabor de un kebab, pero todos sabemos que algunos están buenos y otros no. Pues este es de los que sí. Además, su cercanía a tiendas de chinos donde pillar litronas orientales pasadas las diez de la noche (recomiendo el bar Fu Man, en la cercana calle de l' Estrela) lo hace un sitio idóneo para pre-botellones o pre-fiesta o whatever. Por cierto, el segundo poder de Baig es que si te mira a los ojos, no puedes evitar entrar y comprarle un kebab. Es ley de vida.

PS: Para los interesados, está por la salida trasera de la estación del norte, a la derecha, en una especie de plaza paralela a San Agustín. Bon appetit.

Es, después de que te caiga el champú en el pie, y de perder un metro por pocos segundos, una de las cosas que más desesperan al ser humano moderno. Es la franja horaria donde el hombre no sabe qué hacer con su libertad.

Por si no sabéis a qué me refiero (cuánto lo dudo), es esa sensación que viene los domingos (y a veces en días festivos) después de comer (como toda peli de sobremesa que se precie, pero peor). Ese ecléctico sentimiento de no quiero quedarme todo el puto día delante del PC combinado con el de cualquier plan que pueda surgir para hoy es una mierda. Lo que termina frustrando al individuo, que se dedica a preguntar por el messenger a sus contáctos qué puede hacer durante horas, hasta que anochece y el día se ha perdido. Si sale algún plan y -extrañamente- no es rechazado, será realizado con las menos ganas y la peor cara posible. Al final del día, la víctima sufre la sensación de haber perdido un día de su juventud más, haya hecho lo que haya hecho. Hay quien dice que es fruto del estar condicionados a trabajar y el aburrimiento que supone no hacerlo, pero la verdad es que es un coñazo.

Algunos agravantes dignos de mencionar son:

a) No haber salido la noche anterior (si sí que lo has hecho, la resaca no te deja pensar que te vas a aburrir).
b) Te da el bajón y además de no saber qué hacer estas tristón.
c) No hay c

Y para que veáis que no me lo invento yo, el hombre de negro dedicó una canción a este desasosegado día:



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